TATTOO para Manu

/ jueves, 14 de enero de 2016 /
Cierto es que siempre me ha atraido el mundo de los comics, tattoos, pin-ups y todo lo que está vinculado a la cultura pop, el consumo, la publicidad, pelis, música que se refleja como estilo de vida en rockers con harley's, raperos, electrónica... Todo vale para un diseñador que disfruta a sus 35 años de visitar museos, hacer deporte (baloncesto y correr) y de estar en casa con mi chica, pelis y cafés. Ante los festivales musicales destroyers, botellones, y desidia de camas de las que tanto disfruté siendo estudiante. 
Cuestión de épocas, nada que ver con la edad. Esa pesada carga social que amigos y enemigos te imponen siempre como pretexto y con una leve y cercana sonrisa de mofa a lo que para ellos parece ser un problema. Hay que desprogramarse de todo eso y vivir rodeado de las falsas necedades y problemas con una sonrisa y aprendiendo siempre de los demás. Yo nunca he predicado con nada, pero aquí me suelto y me explayo más como terapia personal, con mi verborrea al igual que lo hago con dibujos y demás. 

Ahora aprendo a gestionar los sentimientos que me vienen cuando voy a crear. Normalmente cuando es para mi, me vuelvo loco, se me desatan los nervios, comienzo a bailar y morderme el puño de la mano derecha, es un estado de éxtasis que intento focalizar en la superficie en blanco, pero no es fácil música y exaltación acompañado de cafes y tés lo hacen maravillosamente indomesticable. 

El problema es que ahora, cada vez más me cuesta centrarme cuando el tema es impuesto, cuando me dicen lo que tengo que hacer. Al menos en ésta ocasión mi hermano confía en mi, es lo que busca todo artista, que admite encargos. Es esencial que a la persona que te lo encarga le guste lo que haces, de alguna manera tiene que ser un incondicional. Pero de mi lado, yo también siento el compromiso de complacer a los que disfrutan de mi trabajo y es ahí, en ese instante donde el juego de miradas sutiles hacia la chica que te gusta comienzan, es ahí donde esperas que la improvisación y la reflexión jueguen sus cartas para conseguir una obra maestra... o al menos que le guste a la persona que te lo encarga.

Hace unos años pensaba que si realmente eres un profesional y sabes dibujar y pintar no tienes que tener nunca ningún problema para desarrollar la idea que el cliente quiere. Pero eso ahora me parece más de la mentalidad del diseñador. El problema es que entra en conflicto con el artista, ya que tanto chute de flipaera personal cuando creo, hace que me aburra en ocasiones a desarrollar los encargos de los demás. Recompensados por la felicidad que les produce ver el trabajo terminado y que en cualquiera de los casos siempre intento dar lo mejor de mi. La parte positiva es que te hace descubirir otros lenguajes y técnicas artísticas desde la experiencia y eso enriquece la busqueda y desarrollo del trabajo personal.

He de añadir que me encantaría hacer una búsqueda más delirante y más sweet-cream, pero mi hermano está contento, así que yo también.

Casco de Samurai, flores de loto y geisha con una pizca de sweet cream.

3 comentarios:

Anónimo on: 14 de enero de 2016, 9:03 dijo...

Es una pasada, muchas gracias hermano, sé lo que te cuesta hacer lo que imagina otros, yo te he dado mi paranolla y tu lo has clavado, me encanta, MERCI

{ Unknown } on: 14 de enero de 2016, 12:45 dijo...

Muy chula

{ Unknown } on: 14 de enero de 2016, 12:45 dijo...

Muy chula

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