M tomo un café para no quedarme dormido y me quedo dormido en el sofá,
domingo sevillano, domingo de semana santa, salen hoy las primeras maderas con
forma de un pobre hombre, flaco, mal alimentado, donde los hermanos cofrades
dan donativos para que la madera siga guapa, y luzca los mejores paños con
bordados de oro, si no fuera por esos paños, la madera seria igual que las
maderas que vemos por las esquinas o en los bancos, en los del dinero,
exactamente por las noches, en el habitáculo de sus cajeros, pero no para sacar dinero, sino para soñar que sacan dinero.
Despierto de la siesta, llueve en Sevilla, tarde de interior, de reflexión
no religiosa, de reflexión obligada por el mal clima que siempre acompaña estas
fechas.
Hoy es domingo y puedo dibujar y puedo pintar sentir la fuerza y la
delicadeza de colores y trazos, del sonido del papel en calma que responde a mis actos. Días
antes me encontré una madera en la basura, venia justo de comprar un lienzo
para pintar algo, es perfecta, de textura áspera, absorbente, sin barniz, hecha
con laminas de marquetería, hecha y medio desecha, con vértices destrozados por
la intemperie y llena de pisadas características de chavales libres que aprovechan
para divertirse pasando por encima.
Yo miro la madera, la miro y la re-miro, esperando mantener un dialogo con
ella, que me diga algo, a veces hay que pensar, otras sin embargo hay que
evitar hacerlo, volvía a mirarla le hago preguntas, la toco, miro ángulos,
medidas y me dice...
- Haz bocetos y haz algo comercial, que hay que comer...
Yo pienso en las galerías y espacios donde puedo llevarla, en su perfil, en
su público y me digo "a ver qué pasa....."
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